En muchos procesos de orientación y coaching me encuentro con una persona que tenía un sueño desde su adolescencia, un sueño de lo que quería haber sido y no pudo ser, sea porque no tuvo la cualificación suficiente para poder realizar sus estudios universitarios, sea porque tuvo en su momento que cumplir un rol familiar que le provocó dejar los estudios o no poder realizarlos con el rendimiento adecuado, o porque se encontraron inmersos en profesiones que se han visto obligados a escoger por tradición familiar o por recomendación, por pensar que eran profesiones con gran salida.
En el momento en que la persona inicia su camino de autoconocimiento y conecta con su esencia, en muchos casos llega a decir la frase: Es que yo quería ser…
Esta situación me ha llevado a dedicarme también al colectivo adolescente, concretamente al equivalente a partir de primero de la ESO a segundo de bachillerato (12 a 18 años), como un trabajo de crecimiento y de escucha a las motivaciones internas, el descubrimiento de la vocación.
Es importante este trabajo a esta edad ya que se está construyendo el adulto, el estado de la persona que más años ocupará de la vida, la etapa adulta.
El adolescente se encuentra ante la situación de tener que elegir una profesión para iniciar su vida profesional, con una gran inversión tanto de tiempo como económica.